Sobre la autora

Here she is, the broken doll
Ella era una muñeca rota. Tenía el cabello largo, castaño, lacio y fino... pero lo cortó, porque ella no era el prototipo de nadie. Vivió 18 años de agonía, insultos, complejos e inseguridades, pero el arrepentimiento no era una opción, el cambio lo era. Era diminuta al lado de gigantes, pero grande al lado de pequeñoss. Su piel era pálida allí donde la ropa la cubría, pero rosada en sus manos y cara. Ella era alérgica al sol y estornudaba cada vez que éste acariciaba su fina y delicada piel. Su nariz era pequeña y respingona, con un aire burlón, moteada con pecas que llegaban hasta sus pómulos. Sus ojos eran grandes, redondos y llenos de vida, de un tono café en el interior, degradándose hasta un verde oscuro en el exterior. Sus labios eran gruesos y pequeños, y solían cortarse con el frío.
A ella le encantaba mirar las nubes y el cielo estrellado por las noches. Le gustaba pintarse las uñas, mirarse los pies y hablar con ella misma cuando no tenía nada mejor que hacer. También dibujaba, sí, ella dibujaba muy bien, a carboncillo la mayoría de las veces; y también pintaba cuadros, al óleo (a ella le encantaba el olor de los tubos de pintura mezclado con la picazón del fuerte aguarrás). Leía mucho, demasiado. Y también escribía, es por eso que abrió este blog, porque, según decían, tenía un don para la palabra (y ella disfrutaba usándolo).
Así es como acabó aquí: un puñado de sueños rotos, un gran número de desilusiones, mezclados con la incipiente curiosidad que le brindaba la escritura junto con el odio hacia si misma, su cuerpo y la sociedad; la hicieron que acabara escribiendo estas líneas. Y es por eso que tú las estas leyendo.
Now, the show must go on...